PREGUNTAS COMUNES

Inmigración legal

¿Por qué no hacen la cola y punto? ¿Por qué no vienen de forma legal y con los papeles en regla?

racismo

¿Es racista decir que hay demasiados inmigrantes?

control migratorio

“¿Por qué no podemos elegir quién entra y quién no?”

¿La inmigración crea riqueza o trae problemas?

La inmigración es un fenómeno histórico, complejo y universal que genera tanto riqueza como problemas. A largo plazo, la evidencia muestra de forma consistente que aporta beneficios netos para la mayoría de la sociedad, pero eso no justifica que ignoremos los impactos negativos que se pueden producir cuando se dan determinadas circunstancias.

La gestión política actual tiende a generar inseguridad y desorden. Sin reglas claras, los que ganan son grandes fortunas que se lucran explotando, mafias de la trata o políticos de eslóganes fáciles; mientras el resto asumimos los costes derivados de políticas arbitrarias o incoherentes. La falta de regulación realista y responsable crea riesgos innecesarios para las propias personas migrantes y termina afectándonos a todos menos a unos cuantos.

Para comenzar a distribuir de forma equilibrada los beneficios de la inmigración y abordar de manera efectiva sus problemas, debemos empezar por reclamar mecanismos oficiales -hoy por hoy ineficaces o insuficientes cuando no directamente inexistentes- que posibiliten formas ordenadas y legales de llegar, entrar, trabajar y residir en nuestro país con seguridad jurídica y respeto a los derechos de todos.

PREGUNTAS COMUNES

Inmigración legal

¿Por qué no hacen la cola y punto? ¿Por qué no vienen de forma legal y con los papeles en regla?

racismo

¿Es racista decir que hay demasiados inmigrantes?

control migratorio

“¿Por qué no podemos elegir quién entra y quién no?”

El caso español

En 25 años hemos pasado de casi no tener inmigrantes a estar entre los países con más población nacida fuera. Esto ha sido clave para nuestro crecimiento económico y los expertos ya hablan del “milagro económico español”. Pero es bastante probable que tú no hayas notado este milagro.

España es un ejemplo de como la inmigración impulsa la economía: en apenas 25 años hemos pasado de menos del 3 % a más del 15 % de población nacida en el extranjero. Este salto demográfico impulsa un PIB que crece en torno al 2 % anual -casi cuatro veces la media de la UE- mientras Alemania o Reino Unido se estancan tras endurecer fronteras. 

Pero ese “milagro” apenas llega a los bolsillos de la mayoría: con una economía volcada en turismo y hostelería, los salarios no crecen, la vivienda se dispara y la presión fiscal recae en la clase media. ¿A dónde va la riqueza? En el mismo periodo la desigualdad ha aumentado y los multimillonarios se han multiplicado. Quienes más ganan con la ausencia de reglas claras -grandes cadenas turísticas, fondos inmobiliarios y macroexplotaciones agrícolas- disponen de poder suficiente para presionar a favor de la desregulación, contener salarios y blindar sus fortunas. 

Para ello mantienen políticas migratorias lentas y restrictivas -trámites eternos, cupos irreales y visados limitados- generando bolsas de irregularidad que abaratan costes laborales. Gobiernos de todos los colores han perpetuado este modelo, privatizando beneficios y socializando costes. 

Para romper ese círculo vicioso, se necesita una gestión migratoria ordenada y justa que abra vías legales reales: visados sectoriales acordes a la demanda, Tarjeta Azul unificada y ágil para profesiones demandadas, programas de reubicación y reasentamiento que funcionen. Con reglas claras, plazos razonables y límites razonables, la riqueza generada podrá alinearse por fin con el interés de la mayoría.

Inmigración y seguridad

Decir que los delitos violentos no han dejado de bajar desde mediados de los 90 (coincidiendo casualmente con la llegada masiva de inmigrantes a España) no es ningún consuelo para quienes han sufrido un crimen o temen ser víctimas.

Repartidor de Glovo durmiendo en la calle

Decir que los delitos violentos no han dejado de disminuir desde mediados de los 90 (coincidiendo casualmente con la llegada masiva de inmigrantes a España) no es ningún consuelo para quienes han sufrido un crimen o temen ser víctimas. Esta sensación de inseguridad es explotada por medios de comunicación, que llevan décadas aumentando la cobertura de delitos violentos, y por políticos que culpan a los inmigrantes pero que nunca proponen medidas concretas y efectivas, porque se benefician electoral y económicamente del caos y la inseguridad.

Cuanto más arbitrarias son las políticas migratorias, más fácil resulta que el discurso “inmigración = delito” bloquee cualquier reforma sensata.

Sin embargo, la inseguridad no la causa la inmigración, sino la ausencia de reglas claras. Cuando obtener un visado se vuelve un laberinto, la cita previa una lotería y el arraigo solo regulariza tras años de clandestinidad,empujamos a la gente a la inseguridad, fomentamos la explotación y perdemos el control sobre su distribución territorial y su integración social, generando un caldo de cultivo para la sensación de inseguridad. Las políticas migratorias arbitrarias no solo crean tensiones al impedir la entrada legal sino que hacen que cualquier reforma tropiece con quienes ya identifican inmigración con delito, perpetuando la espiral.

En materia de seguridad, a muchos políticos les resulta más cómodo señalar a los inmigrantes que arreglar un sistema que fomenta la inseguridad, la irregularidad, la clandestinidad y el miedo.

La única manera efectiva de romper este círculo vicioso es crear vías oficiales, ordenadas y seguras para la inmigración legal: corredores humanitarios, visados especiales, programas de reasentamiento, permisos de trabajo regulados… Ordenar la inmigración no es una solucion mágica para ordenar la seguridad, pero desde luego si eliminariamos algunos problemas como el de las mafias que se lucran de la trata de personas. Por otro lado sin un sistema justoy sin oportunidades ¿conque legitimidad podemos castigar a los que incumplan la ley? La seguridad no se construye con muros, sino con puertas legales, que—como en una presa—controlan los flujos. Sin ellas, el agua siempre buscará salidas peligrosas.

PREGUNTAS COMUNES

Delitos y expulsiones

¿Por qué no aprueban una ley para expulsar del país a quienes delinquen varias veces?

Menores extranjeros

¿Qué hacemos con los MENAS?

control migratorio

“¿Por qué no podemos elegir quién entra y quién no?”

Inmigración y empleo

España arrastra un desempleo estructural que, incluso en las mejores rachas económicas, sigue entre los más altos de la UE. A ello se suma que los salarios reales apenas han crecido en veinte años.

Trabajadores denuncian condiciones precarias de vida.

España arrastra un desempleo estructural que, incluso en las mejores rachas económicas, sigue entre los más altos de la UE. A ello se suma que los salarios reales apenas han crecido en veinte años. Resulta plausible pensar que priorizar solo a quienes ya viven aquí hasta que “arreglemos lo nuestro” resolvería el problema. Esa idea, legítima de partida, se convierte en lemas como “cierre de fronteras” o “los españoles primero”, sin aportar soluciones reales.

El paro y los salarios estancados no los provoca la llegada de inmigrantes; pero empezarían a resolverse si estos pudieran entrar con plenos derechos laborales, obligando a las empresas a competir hacia arriba y a los sectores de baja productividad a modernizarse.

Quien haya buscado trabajo o intentado contratar sabe que el mercado laboral es mucho más complejo: puede haber paro y, a la vez, falta de personal. Esa desconexión se repite en casi todas las economías avanzadas. Los intentos de cierre de fronteras, como el Reino Unido tras el Brexit o EE. UU. bajo Trump, no solo fracasan, sino que generan efectos en los sueldos y en el desempleo contrarios a los buscados. 

Sin visados ágiles ni una inspección laboral sólida, la bolsa de mano de obra barata seguirá hundiendo los sueldos de todos. El Brexit y la era Trump demuestran que cerrar fronteras no soluciona nada: solo encarece la mano de obra y frena el crecimiento.

Sin vías reguladas de entrada, la migración acaba en la irregularidad y alimenta una bolsa de mano de obra explotable que deprime sueldos y sostiene sectores de bajo valor añadido. Cuando los inmigrantes trabajan con plenos derechos y la inspección laboral es efectiva, la competencia a la baja desaparece, aumenta la productividad y los salarios mejoran. En definitiva, el paro crónico y los sueldos estancados no se deben a la llegada de inmigrantes, sino a que muchos entran sin los derechos laborales que obligarían a las grandes empresas a competir al alza en salarios y forzarían a los sectores de baja productividad a reinventarse.

PREGUNTAS COMUNES

natalidad

¿Por qué no centrarnos en aumentar la natalidad en lugar de recurrir a la inmigración?

ayudas sociales

¿A los inmigrantes “ilegales” les dan más ayudas que a los españoles?

Inmigración y valores

La «nación» puede significar cosas muy distintas según la persona. Para algunas, forma parte esencial de su identidad, ligada a su idioma, cultura, infancia o incluso a logros de antepasados con quienes no tienen una relación directa.

Una pareja gay camina por las calles de Madrid.

La «nación» puede significar cosas muy distintas según la persona. Para algunas, forma parte esencial de su identidad, ligada a su idioma, cultura, infancia o incluso a logros de antepasados con quienes no tienen una relación directa. Lo interesante de esta visión es pensar que esa identidad no ha permanecido fija e inmutable durante siglos. Siempre ha evolucionado y seguirá haciéndolo. Para otras, la nación representa valores compartidos como la libertad de expresión, la igualdad de género o los derechos civiles de las minorías sexuales. Valores que no son un hecho garantizado, que han costado mucho esfuerzo y que pueden perderse fácilmente. Aunque ambas visiones suelen considerarse moralmente superiores entre sí, en ambas encontramos personas que ven en la migración una amenaza. Ese miedo, fundado o no, es explotado con frecuencia con fines políticos.

Las identidades nacionales cambian; temer su evolución es negar nuestra propia historia. Hoy defender los derechos conquistados en nuestras sociedad significa garantizar que sean de todos los que viven y trabajan en ella.

Para esos profesionales del espectáculo político, la nacionalidad no tiene nada de trascendente: puede obtenerse y perderse, tener varias simultáneamente, heredarse e incluso comprarse. Nuestras políticas públicas han transformado la nacionalidad en una mercancía con alto margen de beneficio para la hacienda pública, como demuestra el hecho de que durante años la “visa de oro” para millonarios haya sido prácticamente la única vía plenamente legal y segura para adquirirla. Jurídicamente, la nacionalidad define quién tiene derecho a tener derechos. Si aceptamos que alguien pueda ser privado de derechos simplemente etiquetándolo como “inmigrante”, ninguno de nuestros derechos está realmente garantizado.

Cuando los valores compiten en igualdad, ganan siempre los que amplían libertades y respetan minorías. Integración plena y educación de calidad aceleran la adopción de valores democráticos.

En una sociedad democrática, los valores que garantizan libertades —pensamiento crítico, igualdad de género, respeto a la diversidad sexual, derechos reproductivos— terminan imponiéndose por su propia fuerza. Si ofrecemos a las personas inmigrantes una educación y una integración plena para ellas y sus hijos, todos compartiremos esos principios democráticos en menos de una generación. Cuando los valores compiten en igualdad de condiciones, aquellos que amplían derechos civiles y respetan minorías son siempre los más atractivos. La inmigración no reemplazará nuestra cultura, identidad o derechos, porque las personas inmigrantes no poseen una identidad, cultura ni agenda únicas. Al contrario, pueden fortalecerlas si impulsamos políticas basadas en el reconocimiento de la realidad en lugar de la explotación de nuestros miedos o fantasías.

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natalidad

¿Por qué no centrarnos en aumentar la natalidad en lugar de recurrir a la inmigración?

racismo

¿Es racista decir que hay demasiados inmigrantes?

Inmigración y vivienda

Culpar a la inmigración de la crisis habitacional podría parecer lógico a primera vista: más población implica más demanda de viviendas. Pero también implica más demanda de comida, y no pasamos más hambre que hace 70 años, a pesar de ser muchos más.

Una pareja mira anuncios inmobiliarios.

Culpar a la inmigración de la crisis habitacional puede parecer lógico a primera vista: más población implica más demanda de viviendas. Pero también implica más demanda de comida, y no pasamos más hambre que hace 70 años, a pesar de ser muchos más. Este argumento ignora la raíz del problema, que no es el número de personas, sino cómo se gestiona el mercado inmobiliario. Durante años, España ha priorizado la especulación y el negocio inmobiliario sobre la vivienda como derecho, permitiendo que fondos de inversión, propietarios de grandes carteras de viviendas y plataformas de alquiler turístico eleven artificialmente los precios y expulsen a las personas con menos recursos económicos, sean nacidas aquí o fuera.

Si el problema de la vivienda es la inmigración, siempre habrá excusas; si el problema es la vivienda, hay soluciones.

Desde luego, en el problema de la vivienda no ayudan las actuales políticas migratorias, que crean bolsas de irregularidad y vulnerabilidad y aceptan condiciones precarias de alojamiento. Nadie vive en condiciones infrahumanas porque lo elija, sino porque no tenemos inspecciones que vigilen a quienes realquilan en estas condiciones. Nadie ocupa una casa sabiendo que los vecinos pueden denunciarle, que cualquier día le pueden desalojar o que puede perder la escuela de sus hijos y sufrir cortes de suministros porque lo prefiera antes que disponer de una vivienda con derechos.

Lo que no resolvimos cuando afectaba solo a inmigrantes -que alguien que viene a trabajar no pueda pagarse un piso- hoy lo pagamos todos.

Si realmente nos preocupa el acceso a una vivienda digna, necesitamos políticas que lo solucionen independientemente del lugar de nacimiento de quien viva en ella. La gente que viene a trabajar tiene que poder pagarse un piso. Este es un problema que, por no haber atajado cuando lo sufrían solo los inmigrantes, ahora lo sufrimos todos.

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ayudas sociales

¿A los inmigrantes “ilegales” les dan más ayudas que a los españoles?

Efecto llamada

El efecto llamada es uno de los conceptos más polémicos del debate migratorio. Su supuesta existencia varía según la definición que adopte cada ideología.

Anuncio de un restaurante en busca de personal.

El efecto llamada es uno de los conceptos más polémicos del debate migratorio. Su supuesta existencia varía según la definición que adopte cada ideología. Para unos, cualquier regularización o vía legal actúa como imán de inmigración masiva; para otros, las causas son estructurales y la mayoría migra por necesidad, no por incentivos coyunturales.

Un debate riguroso no puede basarse en prismas ideológicos. El verdadero efecto llamada lo provoca nuestro mercado laboral, y la irregularidad la causa la ausencia de vías de ingreso controladas. Los estudios indican que las políticas restrictivas apenas cambian la decisión de migrar, pero sí alteran cómo, cuándo y por dónde se viaja: desvían rutas hacia países o ciudades vecinas y provocan repuntes de llegadas justo antes de cada cierre.

El verdadero efecto llamada no lo crean las regularizaciones, sino un mercado laboral que necesita mano de obra y carece de vías legales. Las políticas restrictivas no frenan la migración: solo desvían las rutas y adelantan las llegadas antes de cada cierre.

España ha vivido ambos fenómenos. La falta de canales legales en la UE atascó a miles de personas en países de tránsito y acabó generando entradas desordenadas aquí. Además, hemos padecido insolidaridad de gobiernos vecinos que venden a su electorado una caída ficticia de la inmigración: restringen sus propias entradas legales, desvían el flujo hacia rutas que pasan por España y, finalmente, esos migrantes terminan en los mismos países que decían haber cerrado la puerta. Ese juego desleal se reproduce incluso entre comunidades o municipios: una simple ordenanza puede trasladar el problema a la localidad contigua. 

Tras cuatro décadas de endurecimiento y la práctica desaparición de circuitos legales, la inmigración no se ha detenido. Externalizar la gestión en regímenes dictatoriales que luego nos chantajean no ha funcionado. La solución para evitar el efecto llamada no puede ser tratar peor cada vez a quienes vengan. Dispositivos como Frontex consumen miles de millones y solo “disuaden” a quienes pierden la vida en el intento.

Tratar peor a quienes llegan por miedo a provocar si no un efecto llamada únicamente beneficia a las mafias y a los regímenes que nos chantajean. Con mecanismos oficiales seguros, la gente elige la puerta legal antes que la trata o los viajes mortales.

España debe decidir si quiere hacer valer su posición en Europa para canalizar migraciones inevitables de forma coordinada y segura, con reglas comunes a todos los territorios. Si los gobiernos establecen mecanismos oficiales para migrar sin exponerse a riesgos innecesarios, la gente los elegirá frente a la trata de personas, la explotación o los viajes peligrosos, aunque tenga que esperar más o entrar solo cuando y como se le indique.

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Menores extranjeros

¿Qué hacemos con los MENAS?

Inmigración legal

¿Por qué no hacen la cola y punto? ¿Por qué no vienen de forma legal y con los papeles en regla?

Servicios básicos y competencia por recursos escasos

La inmigración, como cualquier fenómeno demográfico básico, provoca cambios que, si no se gestionan con políticas adecuadas, pueden derivar en problemas reales de vivienda, sanidad o servicios básicos.

Dos personas en la entrada de un centro de salud, que exhibe un cartel de la campaña “Los recortes en sanidad matan”

La inmigración, como cualquier fenómeno demográfico básico, provoca cambios que, si no se gestionan con políticas adecuadas, pueden derivar en problemas reales de vivienda, sanidad o servicios básicos. Pero, como demuestran los casos de Ucrania o Venezuela, la acogida es perfectamente posible sin desatar crisis ni convertirse siquiera en noticia cuando nuestros gobiernos actúan con responsabilidad y orden en lugar de enfrentar a la población en una competencia por recursos. Los inmigrantes comparten los mismos problemas de acceso a vivienda o sanidad que el resto de la población: excluirlos no mejorará esos servicios. Todo lo contrario.

Excluir a los inmigrantes no alivia la presión sobre los servicios; la agrava. La falta de planificación política —no la inmigración— es lo que recorta la sanidad y la educación.

Tenemos políticos cobardes que no se atreven a decir: “España necesita X cantidad de migrantes, y los vamos a traer de esta forma”, y que siguen gestionando el fenómeno sin planificación mientras recortan la inversión en servicios básicos. Si queremos que las personas inmigrantes puedan llegar de forma legal a nuestro futuro, necesitamos un sistema ordenado y predecible ahora.

El invierno demográfico, no la llegada de personas, será el verdadero reto para España. Sin vías legales y previsibles, la escasez de trabajadores asfixiará nuestra economía.

En la España vaciada existen localidades abandonadas institucionalmente, donde la ausencia de inmigrantes no ha fortalecido los servicios, sino que los ha hecho desaparecer. También tenemos regiones enteras que empiezan a mejorar económicamente pero que no serán viables demográficamente sin inmigración. Cuando una familia refugiada evita que cierre una escuela rural, el pueblo la recibe con alegría. España no está entre los países más ricos del mundo. Por eso debemos apostar por servicios básicos como la sanidad y la educación, porque salen mucho más baratos que la enfermedad y la ignorancia. Nuestros servicios básicos tienen problemas propios: listas de espera, ratios escolares, reducción de la atención primaria, colapso de urgencias o segregación escolar, ante los cuales el Estado no interviene. Sería tremendamente cobarde culpar a los inmigrantes de estos problemas en lugar de enfrentarlos y denunciarlos directamente.

PREGUNTAS COMUNES

natalidad

¿Por qué no centrarnos en aumentar la natalidad en lugar de recurrir a la inmigración?

racismo

¿Es racista decir que hay demasiados inmigrantes?

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